16 marzo 2013

Aziz, Moreno Y Seijo, tres hombres buenos

Detrás del drama de los desahucios hay de todo, como en botica. Mi impresión es que existe un porcentaje importante de personas que se metieron donde no podían sin sopesar los riesgos, y ya de paso... se compraron un cochazo. En estos casos yo aplicaría la vieja máxima latina que regula las relaciones de Derecho entre particulares: que cada perro se lama su cipote.

Pero también hay mucha gente cumplidora, que hizo minuciosamente sus cuentas, que ahorró para pagar la entrada, y que se endeudó con la esperanza de que en muy poco tiempo la mensualidad de su hipoteca sería menor que la cuota de un alquiler. Y luego vinieron mal dadas. La crisis les pegó una dentellada que les dejó sin trabajo. De ahorros, ni hablamos, porque los destinaban a esa hipoteca que a partir de entonces les quitó el sueño. Así que una vez que se acaba el subsidió de paro ¿cómo pagas las letras? Y al igual que algunos descubrimos lo que era la prima de riesgo, ellos se enteraron de qué demonios eran los intereses de demora. Por cierto, en el día alegre de la firma, el notario -que pagaron ellos y que en cierta manera estaba obligado a ponerles en antecedentes- a buen seguro no dedicó ni un minuto a comprobar si eran plenamente conscientes de a qué se estaban obligando. Pero esa es otra historia.

Cuando no puedes pagar -no es que no quieras, ni que te metieses alegremente en un pisazo que excedía tus posibilidades- porque te quedaste sin salario ¿cómo vas a saldar unos intereses del 18 por ciento que amenazan con arrebatarte ese hogar que tan generosamente te cedía el banco? ¿Por qué tienes que afrontar la totalidad de la deuda que resta después de malvender ese piso en una subasta en la que tú eres un testigo casi molesto?

Algo de esto sufrió Mohamed Aziz. Él fue defendido  por Dionisio Moreno a quien nadie conocía hasta ahora pero que parece que ha realizado un trabajo ejemplar. Su caso fue juzgado por Fernández Seijo, que tampoco es una estrella, sino simplemente un juez justo. Ampliar.

Pues bien, el juez decidió elevar una consulta a la justicia europea. Parece ser que le parecía que Aziz había sufrido en sus propias carnes el navajazo de las cláusulas abusivas. Y le han dado la razón. Aunque Aziz ya no pueda beneficiarse, a partir de ahora, cuando un juez -en un procedimiento de desahucio- estime que el banco ha aplicado condiciones draconianas, podrá parar el desalojo. No es mucho. Es una victoria titánica para tres hombres buenos y tenaces: Aziz, Moreno y Seijo.

P.S. Cada vez que hablemos de la banca, deberemos recordarnos a nosotros mismos que les hemos prestado 40 mil millones de euros, es decir, unos 1.000 euros cada uno, a escote. Este recuerdo creo que aportará perspectiva.

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1 comentario:

Anónimo dijo...
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