Hoy, José María Díez-Alegría hubiese cumplido 100 años. Pero se fue antes –el 24 de junio del año pasado- para que no le paseasen como un mono de feria. Jamás perdió su fino sentido del humor este “jesuita sin papeles” que defendía un modelo de cristianismo que no encajaba con la jerarquía de una Iglesia Católica que perdió su oportunidad histórica de acercarse a los más desfavorecidos.
Y por eso me entusiasma su figura: porque era un hombre de frontera. Estamos hablando de un gran teólogo que, junto al padre Llanos, otro jesuita, se arremangó en el Pozo del Tío Raimundo cuando aquel era un barrio marginal de Madrid.
Ésta es solo una pincelada en una vida cuajada de actividad. La talla humana de Alegría y su obra exceden con creces las dimensiones de un post, así que rehuiré el empeño de constreñirle a un espacio tan reducido. Y aún así, hoy he querido recordarle, porque esa obra suya ha sido una de las inspiradoras de este blog. Muchas veces pienso que si CAMINANDO tiene alguna calidad, tiene que provenir de las fuentes en las que bebe. Así que, allí donde estés, gracias, Alegría.
La foto está tomada de la Red.
Obituario de Juan José Tamayo acceder
2 comentarios:
Cuando leí el nombre "Diez-Alegría" pensé en el que fue vilmente asesinado en El Salvador. Ya veo que no aunque seguro que era familiar.
Me ha encantado la carta que escribió Ander Izaguirre. Muchos vascos han plantado cara a esos criminales. Me alegro que al final de su vida no fuera asesinado. Besotes, M.
Merche
Yo tengo noticia de tres Díez-Alegría, que por cierto, fueron hermanos: dos militares, que llegaron al generalato, y un cura, el jesuíta.
Sobre Ander Izaguirre, sigo su blog desde que nos ofreció un excelente reportaje para SHUKRAN, y el post sobre su tío-abuelo me ha parecido muy impactante.
Un abrazote solidario.
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