Hoy aparece publicada en EL PAÍS una tribuna firmada por Pedro Bofill bajo el título Mohamed VI y el cambio político en Marruecos con la que discrepo profundamente. Sin embargo, carezco de la formación suficiente y de la objetividad precisa como para que mi opinión pueda ser sustentada sobre bases sólidas. Así que sólo dejaré dos preguntas:
¿Una reforma constitucional en la que transcurre menos de 1 mes desde su anuncio por parte del monarca y su aprobación en referéndum puede considerarse fruto del esfuerzo conjunto de los principales actores políticos de una nación? ¿Si una "Constitución" no se construye de manera conjunta no sería más adecuado denominarla "Carta Otorgada"?
2 comentarios:
El artículo es espesito. Cuesta un poco seguir el razonamiento y entender los argumentos.
La intención, en cambio, se ve en las primeras líneas.
¡Qué suerte tenemos de tenir un vecino tan modélico en nuestro Sur!
En Catalunya decimos: qui té un mal veí té un mal matí.
Somos muy afortunados.
Un abrazo.
Yo me refiero a ella como Carta Otorgada, precisamente por eso, no ha emanado del pueblo sino de poder. Y no sólo eso, sino que horas antes de su votación por los ciudadanos fue sometida a cambios importantes y no comentados. De la frase "El rey y el primer ministro nombrarán al presidente del Tribunal Constitucional" desapareció la referencia al primer ministro. Algo sospechoso.
"El nuevo texto constitucional introduce cambios sustanciales que permiten confirmar la existencia de una decidida voluntad de que Marruecos se constituya en la primera monarquía constitucional del mundo árabe", dice el texto de Pedro Bofill. Mi opinión es que el movimiento se demuestra andando y un país no es una monarquía constitucional sólo porque lo diga su constitución sino porque haya una verdadera separación de poderes y defensa de los derechos fundamentales, cosa que aún está por llegar en Marruecos.
También es de suponer que la transición no se puede hacer en un día, por lo que no nos queda más que esperar, con mirada crítica y atenta hacia el sur, para comprobar si efectivamente en Marruecos se camina hacia la democracia y si la necesaria prudencia no se transforma en apego al poder.
Sukran por tu artículo.
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