Después del trágico desmantelamiento del "Campamento Dignidad", las razzias posteriores, y las denuncias de violaciones de los derechos humanos perpetradas por las autoridades marroquíes, el gobierno de Rabat accedió a que dos periodistas españoles -uno de EL PAÍS y otro de EL MUNDO- informasen desde El Aaiún. Era una forma de lavar su imagen. La verdadera libertad de prensa no debe someterse a según que limitaciones exteriores, así que tal vez hubiese sido preciso realizar una presión mayor para que se permitiese el trabajo de todos los periodistas, pero algunas veces es preciso elegir entre dos males, y se aceptó el menor.
Así que Ana Romero ha informado durante diez días desde la capital del Sáhara... y ha sido expulsada por "constituir una amenaza para la seguridad". Así es como los gobiernos feudales interpretan ciertas libertades.
Lamento no poder enlazar desde CAMINANDO con el trabajo de Ana Romero, pero EL MUNDO ha decidido que parte de sus contenidos sean accesibles únicamente para los usuarios registrados. Pero como he leído algunas de sus crónicas, y creo que constituyen un excelente trabajo periodístico y un testimonio sobre la realidad que se padece en el Sáhara bajo dominio marroquí, me permito recomendarlas para quienes tengan interés sobre este tema.
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Y mientras redacto este post, descubro que uno de los colaboradores de la revista SHUKRAN, José María Sánchez Torreño, publicó su opinión en EL PAÍS del día 28 de septiembre. Aquí tienes el enlace :
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, ha hecho un gran trabajo.
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