Leo en MIGRAMUNDO una acertada reflexión sobre el abuso que tantos perpetran en la Red escudados en el anonimato ¡cómo me acuerdo de alguna reflexión compartida con el editor de CÓDIGO DE BARRAS! y de la problemática asociada al control de los comentarios que se añaden –y en otras ocasiones se vierten como la mierda- sin ninguna responsabilidad.
Yo también me he sentido avergonzado por las bestialidades que algunos arrojan sin pudor a sabiendas que nadie sabe quien está detras del teclado. Y os confesaré lo que más me duele en todo este asunto: creo que Internet es una herramienta excelente para que los homínidos demos un paso decisivo en el proceso de la socialización de la cultura y el conocimiento. Pero también creo que permitir que unos pocos puedan desahogarse impunemente lastra ese proceso.
Yo defiendo a ultranza la libertad de cada quien para expresarse con absoluta libertad. Y no sólo cuando ese alguien es, digamos de mi cuerda. Pero siempre hay quienes confunden el culo con las cuatro témporas y creen que el derecho a la libre expresión permite el insulto y la descalificación. No es así en modo alguno. Tampoco me molestaré en argumentar esta cuestión tan evidente.
Por otro lado, estoy seguro de que la inmensa mayoría de los trolls de la Red son personas apocadas en la vida... llamémosle real. Y que en Internet encuentran el espacio para "agigantarse". Ese será su problema. El nuestro, el de quienes gestionamos espacios en Internet, es el de no facilitarles la vida.
Nota final pedante
Nosotros somos homínidos, a fecha de hoy, la única especie del planeta. Aunque hubo tiempos en los que convivieron varias. Siempre me gusta utilizar ese término, homínido, como señal permanente que nos obligue a la humildad… no somos el centro de nada.
Yo también me he sentido avergonzado por las bestialidades que algunos arrojan sin pudor a sabiendas que nadie sabe quien está detras del teclado. Y os confesaré lo que más me duele en todo este asunto: creo que Internet es una herramienta excelente para que los homínidos demos un paso decisivo en el proceso de la socialización de la cultura y el conocimiento. Pero también creo que permitir que unos pocos puedan desahogarse impunemente lastra ese proceso.
Yo defiendo a ultranza la libertad de cada quien para expresarse con absoluta libertad. Y no sólo cuando ese alguien es, digamos de mi cuerda. Pero siempre hay quienes confunden el culo con las cuatro témporas y creen que el derecho a la libre expresión permite el insulto y la descalificación. No es así en modo alguno. Tampoco me molestaré en argumentar esta cuestión tan evidente.
Por otro lado, estoy seguro de que la inmensa mayoría de los trolls de la Red son personas apocadas en la vida... llamémosle real. Y que en Internet encuentran el espacio para "agigantarse". Ese será su problema. El nuestro, el de quienes gestionamos espacios en Internet, es el de no facilitarles la vida.
Nota final pedante
Nosotros somos homínidos, a fecha de hoy, la única especie del planeta. Aunque hubo tiempos en los que convivieron varias. Siempre me gusta utilizar ese término, homínido, como señal permanente que nos obligue a la humildad… no somos el centro de nada.
3 comentarios:
Es excesivo lo que leemos en algunos foros y en los espacios dedicados al insulto, que no al comentario, de las webs. Coincido en lo que dices sobre los autores de los exabruptos, pero creo que quienes permiten ese clase de manifestaciones tienen tanta o más responsabilidad que ellos. Por eso me parece que, como digo en mi post, cuyo enlace te agradezco, los medios de comunicación no pueden ceder ni fiar su responsabilidad a un programa informático para que "filtre" los textos. Eso implica no querer asumir. A los intolerantes hay que cerrarles el paso, aunque a veces sea a costa de que nos sacrifiquemos los demás.
Un abrazo.
Muy cierto e incluso, algunas veces, los profesionales del odio, la intolerancia y el insulto no son los comentaristas sino los propios blogueros. Si os dais una vuelta por ahí hay cada blogger que más valdría que se les confiscara el ordenador.
No voy a nombrar a nadie porque, cierto que disentir es muy lícito pero insultar así sin argumentos sólo porque tengo un espacio es deleznable.
En estos días he visto algunos artículos contra Catalunya y los catalanes, así, hala todos en el mismo saco, que me han puesto de muy mal humor. Con razones y argumentos se puede cuestionar todo. Con descalificaciones sólo provocas ira y violencia.
Azuzar unas comunidades contra otras, en aras de un electoralismo de saldo debería estar prohibido por la Ley. Y esto en la red es más frecuente de lo que parece.
Un abrazo.
Muy cierto lo que dices, querido Fran. ¡Odio los anónimos! Si tienen que criticar que den la cara. También estoy de acuerdo con lo que dice ANTÒNIA. Es una vergüenza que azuzen sus odios hacia una comunidad como la catalana, cívica, respetuosa, y MUY VÁLIDA en todos los sentidos. Ahora que me he mudado, estoy encantada de vivir aquí. Besotes, M.
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