El artículo de Gustavo Martín Garzo que publica hoy EL PAÍS me ha emocionado. No es fácil, porque soy un lector empedernido curado de espanto –hay años en los que leo incluso más de un libro- y he subido a CAMINANDO la parte que me ha parecido más interesante. Luego, he enlazado el resto y me ha quedado una deuda: al final de ese artículo, existía una invitación velada a la lectura del poema “Los justos” de Borges. Aquí está:
Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Y el tipógrafo que compone esta página –lo mejor que puede- os aseguro que lo hace con agrado ;-)
2 comentarios:
He leido tus últimos tres posts. El artículo de Martín Garzo--¡PRECIOSO!--¡cuánto amor rezuma! y la leyenda de la paloma y el halcón MUY reveladora. Muchos besotes, M.
grandísimo el poema, que no conocía, ... como tantas otras cosas.
Gracias por difundirlo.
... Al margen de todo, al leerlo siente uno (yo) cierta felicidad de saber que con cosas humildes, además de construirte tu propia felicidad, estas contribuyendo a que el mundo "se salve".
Enhorabuena!
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