01 diciembre 2008

Mi experiencia en el Sáhara


Ya hace casi un año de mi aventura en el Sáhara y ahora me pongo a escribir sobre ello.

Al llegar con toda la gente de España estaba cansada por el viaje, pero feliz. La primera noche dormimos con una familia de allí y tres personas españolas. Pero ya el segundo día fuimos a otro poblado con la familia que había acogido hace tiempo a mi padre. Allí no había ni un español, solo nosotros, y no me sentía tan contenta como al principio. La cosa cambiaba; la gente se extrañaba al vernos y eso no me gustaba. Cada mañana me levantaba con las ganas de volver a mi casa, de dormir en mi cama, ducharme, hacer mis necesidades a gusto…

El último día fue sin duda el mejor pues volvimos con el grupo de españoles y ya no se extrañaban tanto al verme. Había niñas como yo y eso hacía que me sintiera bien. Por eso, ahora sé como se sienten los niños que de otros países vienen a España.

María

6 comentarios:

J.R.Justo dijo...

Con lo que has aprendido, seguro que ya ningún niño que vaya a tu casa se sentirá como tu te sentiste. Tu te encargaras.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me alegro de que vuelvas a escribir... aunque no sea en tu propio blog.

Merche Pallarés dijo...

La verdad es que este post no lo he entendido. Besotes, M.

Teresa dijo...

No hay nada más verdadero como la mirada de un niño.

Merche Pallarés dijo...

He vuelto a releerlo y, ahora SÍIII lo he entendido. Es la crónica de tu hija María que fue contigo al Sahara. ¡MUY BUENO! Besotes, M.

Francisco O. Campillo dijo...

Transmitiré a María vuestros comentarios... si es que el Tuenti le deja un rato libre ;-)