Muchas veces me planteo el porqué dedico una parte de mi tiempo a la causa del pueblo saharaui. Nadie me obliga. Nada gano con ello. Sólo he estado un par de semanas en los campamentos de refugiados de Tinduf y no tenía ningún lazo afectivo allí antes de emprender este camino.
Cada uno tiene sus razones para hacer lo que hace y no tenemos que dar explicaciones a los demás sobre nuestras propias motivaciones. Pero es muy importante que cada uno de nosotros seamos conscientes de cuales son esos resortes que nos alientan.
Tengo la absoluta certeza de que la causa del pueblo saharaui es una causa justa. Pero hay muchas otras causas justas ante las que me muestro indiferente. En la hamada he visto viejos carnés de identidad y cartillas de la Seguridad Social como los que tuvieron mis padres. Pero sé que mis amigos del desierto jamás se sintieron españoles. Siempre fueron saharauis.
Leyendo a Delibes y charlando con calma -sin prisa ninguna- he descubierto que hubo un tiempo en el que era importante escuchar al otro. Era ese tiempo remoto en el que el ser humano era una parte más de la Naturaleza con la que sabía vivir en armonía y que la propia dignidad era un valor irrenunciable.
En una gueton, tomado un té pausadamente y escuchando palabras que no entiendo, he sentido que mis compañeros de jaima eran lo que nosotros fuimos antes de que perdiésemos la memoria... y alguna cosa más.
Tal vez por ello, hago lo que hago.
Cada uno tiene sus razones para hacer lo que hace y no tenemos que dar explicaciones a los demás sobre nuestras propias motivaciones. Pero es muy importante que cada uno de nosotros seamos conscientes de cuales son esos resortes que nos alientan.
Tengo la absoluta certeza de que la causa del pueblo saharaui es una causa justa. Pero hay muchas otras causas justas ante las que me muestro indiferente. En la hamada he visto viejos carnés de identidad y cartillas de la Seguridad Social como los que tuvieron mis padres. Pero sé que mis amigos del desierto jamás se sintieron españoles. Siempre fueron saharauis.
Leyendo a Delibes y charlando con calma -sin prisa ninguna- he descubierto que hubo un tiempo en el que era importante escuchar al otro. Era ese tiempo remoto en el que el ser humano era una parte más de la Naturaleza con la que sabía vivir en armonía y que la propia dignidad era un valor irrenunciable.
En una gueton, tomado un té pausadamente y escuchando palabras que no entiendo, he sentido que mis compañeros de jaima eran lo que nosotros fuimos antes de que perdiésemos la memoria... y alguna cosa más.
Tal vez por ello, hago lo que hago.
.
La acuarela es obra de Isabel Fiadeiro una pintora comprometida con el pueblo saharaui.
16 comentarios:
En un mundo en el que hemos perdido las referencias, se agradece muchísimo que alguien nos ayude a mantener una línea que entronque lo que somos ahora con nuestras raíces. Espero que recuperemos algo de nuestra memoria perdida y, si no es posible, que no olvidemos para siempre lo poco que sabemos.
La tradición oral. Espléndida reflexión a la que me uno.
Yo me crié en una aldea -ahora pueblo con adosados- de la Castilla profunda -ahora cosmopolita-. Eran los tiempos en que el suministro eléctrico no era de lo más fiable. Recuerdo aquellas tardes lluviosas cuando al calor de la gloria enrojada mis abuelos me contaban aquellas leyendas que a su vez les contaron sus padres. Archivadas las tengo en lo más profundo de la memoria condenadas a no olvidarse nunca.
Hoy día lo he intentado varias veces con niños de 7 y 8 años. Fracaso total. El Sr. Disney y Mr. Nintendo son más convincentes que yo.
He observado, amigo Fran, que esa tradición oral la traen consigo aquellos que buscan pan entre nosotros y son ellos los que mantienen viva esa tradición. Nos limitamos a observarlos como si fueran nadie y resulta que son ellos los que nos pueden enseñar los valores humanos más básicos .
Sé de algunos colectivos en Aragón de recuperación de esta tradición tan antigua como el lenguaje.
Una vez más tocado en la masa fibrilar, amigo.
Las personas del desierto enamoran. Lo sé por propia experiencia, su música inundó mi interior durante meses. Vienes empapado hasta la médula de sus caras, colores, especias, cánticos.. pero yo como mujer no puedo defender sus creencias, ni su sistema jerárquico ni su burka. La mujer tiene que reclamar su dignidad como persona.
No obstante, creo que envidiamos su forma de disfrutar de la vida. Quizás también porque se han adaptado a la pobreza que tienen y sonríen. Nosotros, países desarrollados, tenemos todos y somos infelices. Es muy triste.
Gracias por prestarme tu camino del desierto ayer.
Raúl
Soy yo quien está agradecido por tus enriquecedoras visitas.
Caelio
Nos creemos los dueños de la creación ¡Qué ilusos! Estamos olvidando las cosas más simples; aquellas verdaderamente valiosas.
Seguiré intentando llegar a lo más profundo de cada uno de los visitantes de CAMINANDO ;-)
Bipolar
Estoy de acuerdo contigo en que la mujer tiene que reclamar su dignidad... allí y aquí. También comparto los valores que se destilan en tu comentario, pero creo que debemos ser pacientes y no tratar de imponerlos.
¿Sabías que las mujeres saharauis desempeñan un papel fundamental en la organización de los campamentos de refugiados? ¿Y que el Islam que se practica en el Sáhara es uno de los más tolerantes del planeta?
Aún así, hay mucho camino por recorrer. Aquí... y allí.
Hola. En mi opinión haces muy bien dedicando tiempo y esfuerzos a la causa del pueblo saharaui. No deben preocuparte las motivaciones, pues las llevamos dentro y responden en muchas ocasiones a la generosidad innata que el ser humano lleva consigo. Está muy bien lo que haces, es bueno, es positivo, y aunque no pueda ayudarte, te animo a que sigas con esa tarea. Ah, y estoy con BIPOLAR en lo de la mujer. Es indigno (para mí) que las culturas y religiones que se han impuesto sean discriminatorias. Pienso así y así lo digo. Un saludo con afecto. Manzacosas
Querido Francisco: a veces no hay que cuestionar lo que te sale de dentro y te lleva por caminos como éste. Somos seres racionales pero, a veces, hay hilos que tiran de nosotros.
Manzacosas
Agradezco tus ánimos. En cuanto al tema de la mujer, insisto, no podemos equiparar su situación en los campamentos del Sáhara con la que sufren en Arabia Saudí, por poner un sólo ejemplo.
Pedro
Veo que esta vez no he sabido explicarme. No me impulsa la búsqueda de la razón sino la coherencia conmigo mismo. No pasa nada. Comunicarse es errar muchas veces.
Bonitas palabras compañero. En un mundo sin sentido pensar en lo que hacemos nos hace más libres y humanos...
Fran: te había entendido. Lo mío era una reflexión de carácter general a partir de la tuya.
Pep
"En un mundo sin sentido pensar en lo que hacemos nos hace más libres y humanos"
Tomo nota de tu pensamiento. Me gusta.
"Tal vez por ello, hago lo que hago", dices. Y supongo, y añado, que también porque te gusta y porque, al contrario que ellos, eres lo suficientemente libre como para elegir. Un privilegio. Saludos.
Migramundo
¡Naturalmente que disfruto! Y en cuanto a lo de la libertad... es cierto, somos unos privilegiados.
Siempre me ha admirado aquellas personas que luchan por algo.
Pero, la mayoría y con dignidad y legitimidad luchan por sí mismos, por su familia, tal vez por una asociación que defiende sus intereses.
pero las luchas altruístas, ésas son dignas de admiración.
por eso, y ya te lo he dicho alguna vez, admiro a personas como tu, luego estamos los cobardes.
Pilar
Agradezco tus palabras pero no te dejes engañar. Este blog da una imagen demasiado buena de mi. Tal vez su autor me tenga cariño ;-)
Acabo de llegar de la Hamada después de un viaje largo, pesado y fatigoso y me encuentro con este post.
"Hay muchas calles que llevan a la plaza", dijo una vez alguien, lo importante es llegar. Algunos llegamos de la mano de un niño, otros llegan por otros caminos. Si aún somos capaces de conmovernos ante las situaciones injustas, es que todavía queda esperanza.
Esta vez vino conmigo una niña de 20 y pocos años. Lloraba al marchar porque ellos, los saharauis, se quedaron allí.
Sé muy bien de lo que hablas y sé cómo nos sentimos ante los viejos DNI y los permisos de conducir antiguos.
Estoy tan fatigada que no sé si lo que he escrito tiene demasiado sentido.
Un abrazo solidario para todos.
Antònia
Bienvenenida a tu casa desde tu otro hogar en la daira de Bucraa.
Por cierto, lo que dices esta lleno de sentido; de sentido común.
Publicar un comentario