
Y la reflexión, viene de una anécdota que me ha recordado el retorno de mi amigo Pep Farràs a la blogosfera. El caso es que unos montañeros, en los Picos de Europa y a primera hora de la mañana, le preguntan a un paisano:
-Oiga, ¿cuánto se tarda en llegar a la cumbre de aquella montaña?
-Pues depende. Si van despacito... unas ocho o diez horas.
Aquellos deportistas se sintieron ofendidos. Parecia que aquel hombre que hablaba tan pasaudo dudaba de su fortaleza, y entonces preguntaron de nuevo.
-¿Y si vamos rapidito?
-¡Huy! Rapidito a lo peor no llegan ustedes.
3 comentarios:
Buenísimo el comentario del paisano!
Un resumen de una manera de vivir que deja retratado a más de uno.
Me trae a la memoria a mi Abuelo, un gran viajero y andarín que a la subida al Vesubio, ya mayor, recibía cierto desprecio de los más jóvenes que lo dejaron atrás enseguida. Él, a su ritmo llegó a donde los jóvenes descansaban exhaustos y siguió a su paso hasta llegar a la cima que muchos no lograron.
Saludos
Sí, vísteme despacio que tengo prisa. Más o menos. Saludos.
A veces vamos demasiado deprisa. De vez en cuando suele ir bien detenerse para mirar el paisaje. La anécdota me recuerda a otra. Sucedió en la poco concida pero preciosa y casi virgen Vall Fosca.
-Falta molt per arribar a dalt del pantà?
-Dues hores i un xic
-¿Falta mucho para llegar arriba al pantano? (Cabdella)
Dos horas y un poquito
La persona que recibió la respuesta empezó la ascensión y estuvo... luego solía explicarlo diciendo:
-Era més gran el xic que el pare.
Xic tanto puede significar poquito como niño pequeño (en pallarès)
-Era más grande el niño que el padre.
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