13 julio 2011

Grande es Dios en el Sinai

Estamos viviendo unos tiempos extraños -tal vez todos lo sean en realidad- en los que la intolerancia parece ganar terreno día a día. Por eso mismo, hoy he querido subir al blog unas palabras que nos recitó innumerables veces don Pedro, nuestro profesor de Lengua en la E.G.B. Corresponden a Emilio Castelar y son la parte final de su célebre discurso sobre la libertad religiosa y la separación entre Iglesia y Estado. Evidentemente, eran otros tiempos.


Grande es Dios en el Sinaí; el trueno le precede, el rayo le acompaña, la luz le envuelve, la tierra tiembla, los montes se desgajan; pero hay un Dios más grande, más grande todavía, que no es el majestuoso Dios del Sinaí, sino el humilde Dios del Calvario, clavado en una cruz, herido, yerto, coronado de espinas, con la hiel en los labios, y sin embargo, diciendo: «¡Padre mío, perdónalos, perdona a mis verdugos, perdona a mis perseguidores, porque no saben lo que se hacen!». Grande es la religión del poder, pero es más grande la religión del amor; grande es la religión de la justicia implacable, pero es más grande la religión del perdón misericordioso; y yo, en nombre del Evangelio, vengo aquí, a pediros que escribáis en vuestro Código fundamental la libertad religiosa, es decir, libertad, fraternidad, igualdad entre todos los hombres.

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