Sobre el artículo que Javier Valenzuela escribe en EL PAÍS en relación las revueltas populares que se han producido en Túnez, quiero destacar una de sus frases:
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La seguridad en el Magreb no la garantizan los déspotas, sólo podrán hacerlo las democracias.
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¿Por qué me sonará tan familiar esa frase que me hubiera gustado escribir a mí? Por cierto, esa afirmación querría hacerla extensiva a cualquier lugar del planeta; por muy "estupendísima" que pueda sonar. Que le vamos a hacer, cada uno tiene que apechar con sus convicciones.
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Actualización del 15 de enero
Copio y pego desde el editorial de hoy de EL PAÍS este párrafo:
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Los tunecinos que han salido a las calles reclamando libertad necesitan el apoyo internacional que merece su causa, aunque solo sea ahora que ha triunfado. En Túnez se decide ahora algo que excede sus fronteras: si las democracias de los países desarrollados apoyarán a partir de ahora a los hombres y mujeres libres del Magreb o si seguirán prefiriendo, por miedo, cortedad o miopía, respaldar a quienes los reprimen a sangre y fuego invocando los fantasmas del islamismo y del terror. Leer completo.
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Y me permito añadir, no solo los tunecinos... que también. Y necesitan el apoyo -sobre todo- para que sus causas triunfen de manera pacífica.
2 comentarios:
Es curioso: ¿y si nos dan una lección los que pensábamos que no lo harían?
Muy acertado lo que dice PEDRO. Besotes, M.
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