20 diciembre 2010

Una reflexión atlética


Anteayer, mi hija Ana corrió para conseguir una marca que le permita participar en el Campeonato Autonómico. Se quedó a menos de un segundo en la prueba de los 1.000 metros lisos, pero tendrá más oportunidades.
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En ese momento, pensé en las tentaciones que tienen que soportar, en algunas ocasiones, los atletas de élite. Ya sabes, si tomas esto o lo otro conseguirás fácilmente ese segundito de nada. Y creo que lo ví claro, por eso escribo este post. Si tu meta es la marca, la tentación es irresistible. Pero si la meta es el camino que te lleva a tus objetivos, tendrás muchas más posibilidades de mantener la cabeza serena. Ojo, tampoco es una solución infalible.
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Y, ¿qué queréis que os diga? Me sentí moderamente orgulloso de que Ana tenga muy clarito que tendrá que entrenar un poquito más duro en las próximas semanas. Por mi parte, le prometí una Mirinda si consigue esa marca que tanto anhela. Espero que esa bebida esté permitida ;-)

4 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

¡Qué bien por Ana! Creo que la "Mirinda" no será peligrosa, no. A ver si de ahora en adelante los deportistas saben que lo que ganen lo tienen que hacer con el sudor de su frente y no atiborrarse de dopantes peligrosos que solo les llevará a una muerte temprana. No creo que ese sacrificio valga la pena recibir medallas. Besotes, M.

Fran Invernoz dijo...

Qué rica la Mirinda, un recuerdo de la infancia. Por lo demás, resalto la dignidad de los vecindos y hablo de campeones como Fernando Alonso que perdió el título mundial de Fórmula 1 en la última prueba del campeonato, o del Iker Casillas, elegido el mejor de su especialidad en el planeta, a pesar de los cinco goles que le metió el Fútbol Club Barcelona, y, por supuesto, de tu hija, tu más grande orgullo. Felicidades.

Pep dijo...

Sí señor, muy buen post. Le mando energias a Ana desde el Pirineo. Un abrazote y feliz navidad para todos

Unknown dijo...

Muy difícil resistir la presión y cruzar la línea.
Desde una nublada Lleida os deseo lo mejor a toda tu familia.
Un abrazo.
PS/ No sabía que aún fabricaban la Mirinda.