02 octubre 2010

Vértigo


Ésta ha sido mi aportación al SHUKRAN 28

Cuando era sólo un muchacho, uno de mis sueños era llegar a ser un escalador. Lamentablemente para mí, tengo vértigo, y no he sido capaz de superarlo. Sin embargo, nada me impidió caminar por infinidad de sierras y adentrarme en las entrañas de la tierra con un casco, un carburero… y algunos amigos.

Me acuerdo de aquellos días porque ahora estoy sintiendo un hormigueo en el estómago similar al que me impide trepar a las alturas. Y se produce cuando releo las colaboraciones que conforman este SHUKRAN, el número 28. La calidad que está alcanzando esta revista hace que cada vez sea más difícil superarnos a nosotros mismos. Hasta la fecha lo hemos conseguido. No me preguntéis cómo, pero cada número de SHUKRAN ha mejorado al anterior. Espero que me perdonéis esta bravuconada y que comprendáis que mi función en este preciso instante es venderos el fruto de nuestro esfuerzo.

Sin embargo, esta sensación personal que comparto con vosotros, no tiene efectos paralizantes, sino todo lo contrario. Constituye un estímulo para que estas páginas que leerás en unos instantes satisfagan tus deseos de conocer qué es lo que está ocurriendo en el Sáhara bajo administración marroquí, cómo es la vida en los campamentos de refugiados de Tinduf, cuál es la reacción del movimiento solidario…

SHUKRAN contiene la generosidad y el esfuerzo de todos y cada uno de sus constructores, incluidos quienes nos ayudáis difundiendo este empeño solidario entre vuestros contactos. Ahí, precisamente ahí, radica la clave de su calidad. Y no te quepa ni la menor duda de que en el SHUKRAN 29 seremos capaces de superarnos, una vez más.

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La imagen está tomada de la Red.

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