Si vas a Auserd, en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, indudablemente trata de acercarte a las dunas, pregunta por ellas, ya te dirán. Míralas atentamente y disfrútalas, sube a lo más alto y déjate caer de la manera que sea, de cabeza, de culo, rodando, a toda vela, a saltos, como sea, pero hazlo.
Si ya vinieses, aprovisiónate con lo más sencillo y útil, equípate con tu mejor cara y afina tu sonrisa. Desdobla tu ropa de safari y la ropa interior que sea de gala porque siempre pasará algo o, te lían o te lías pero, de cualquier manera lleva aquella que no te importe que se vea, hay granos de arena que les gusta penetrar, sin preámbulos ni mediar palabra.
Cuando estés, absorbe tantas bocanadas de aire como si ahorita acabara, deja entrever tu primera sonrisa, mira a tu alrededor vuelve a sonreír y grita cuatrocientas veces y una más, ooooooooooooooo o, como te salga pero exagéralo. Desenreda los cordones de tus zapatillas, si quieres ten prisa en quitarlos, ah, incluso te pueden servir de juguete o arma arrojadiza; también se aconseja despojarse de objetos cortantes y de la inhibición, esto último ante nada.
Las dunas de Auserd entonces, te darán la bienvenida, te acompañarán en todo momento y te preguntarán una y mil veces qué querrás hacer. Al final, después de exhaustos, te dirán con el corazón apesadumbrado, no vuelvas a mí y diles a los que están allí cerca que se vayan.
Tú como siempre no dirás nada aunque te quedes apesumbrado, y ya no te importe que se haga de noche. La voz melancólica de las dunas te retroproyectan a una pensamiento raro, estremecedor. Cierto este lugar, pensarás, es fantasmagórico tanto para mí como para esta gente que vive al lado, aunque la diversión fue grandiosa y muy desestresante.
Ahora a punto de irte, te dejas sopesar por la brisa fresca de la tarde que como siempre antecede a una noche gélida.
Y te vas por fin.
Vuelves a tu hogar y luego a otro lugar.
Esta es la historia de mil viajes consumados y la pena de un pueblo, es la realidad de una diversión quebrada de antemano y que las dunas de Auserd en la medida de lo posible palian la necesidad del divertimento.
Vete a las dunas de Auserd cuando leas esto y diles de mi parte que les guardo rencor, ellas ya saben por qué. (es cosa personal). Tú no dejes de irte y luego recomiéndalas.
Chejdan
Generación de la Amistad Saharaui
Si ya vinieses, aprovisiónate con lo más sencillo y útil, equípate con tu mejor cara y afina tu sonrisa. Desdobla tu ropa de safari y la ropa interior que sea de gala porque siempre pasará algo o, te lían o te lías pero, de cualquier manera lleva aquella que no te importe que se vea, hay granos de arena que les gusta penetrar, sin preámbulos ni mediar palabra.
Cuando estés, absorbe tantas bocanadas de aire como si ahorita acabara, deja entrever tu primera sonrisa, mira a tu alrededor vuelve a sonreír y grita cuatrocientas veces y una más, ooooooooooooooo o, como te salga pero exagéralo. Desenreda los cordones de tus zapatillas, si quieres ten prisa en quitarlos, ah, incluso te pueden servir de juguete o arma arrojadiza; también se aconseja despojarse de objetos cortantes y de la inhibición, esto último ante nada.
Las dunas de Auserd entonces, te darán la bienvenida, te acompañarán en todo momento y te preguntarán una y mil veces qué querrás hacer. Al final, después de exhaustos, te dirán con el corazón apesadumbrado, no vuelvas a mí y diles a los que están allí cerca que se vayan.
Tú como siempre no dirás nada aunque te quedes apesumbrado, y ya no te importe que se haga de noche. La voz melancólica de las dunas te retroproyectan a una pensamiento raro, estremecedor. Cierto este lugar, pensarás, es fantasmagórico tanto para mí como para esta gente que vive al lado, aunque la diversión fue grandiosa y muy desestresante.
Ahora a punto de irte, te dejas sopesar por la brisa fresca de la tarde que como siempre antecede a una noche gélida.
Y te vas por fin.
Vuelves a tu hogar y luego a otro lugar.
Esta es la historia de mil viajes consumados y la pena de un pueblo, es la realidad de una diversión quebrada de antemano y que las dunas de Auserd en la medida de lo posible palian la necesidad del divertimento.
Vete a las dunas de Auserd cuando leas esto y diles de mi parte que les guardo rencor, ellas ya saben por qué. (es cosa personal). Tú no dejes de irte y luego recomiéndalas.
Chejdan
Generación de la Amistad Saharaui
4 comentarios:
No sé si Chejdan se refiere a las dunas que se encuentran a medio camino entre Ausserd y El Aaiún. Tal vez, una vez tuve una discusión sobre ellas yo decía que eran las más bellas del mundo y el saharaui decía que las más bellas eran las de Ausserd hasta que descubrimos que hablábamos de las mismas medias lunas de arena insolente.
Cogimos un palo y escribimos en la cima redondeada: SAHARA FREE.
Después vino el sirocco.
Un abrazo.
Willy Toledo viaja a El Aaiún para hacer de escudo humano
In March 2010, in a round table in support of Sahara separatist groups, celebrated in Madrid Spain, Mr. Toledo declared that Cuban dissident Orlando Zapata Tamayo, who died after a hunger strike that lasted 86 days and had been recognized as a political prisoner by Amnesty International, was merely a common criminal and not a dissident. He added that "all political prisoners in Cuba were not dissidents but people who had committed terrorist acts against the Cuban Government, acts that constitute treason against the Homeland and a bunch of crimes". He also declared in the same meeting that "the Cuban Government is a victim of a sort of paranoid persecution" by the Western democracies and the international community.[1] He then opined about the Castro regime by saying that «with its defects and virtues, it is a model to be followed in many aspects
El comentario anterior ¿Qué sentido tiene en este post?
Creo que es un abuso de la libertad de expresión que se ofrece en CAMINANDO.
pues no sé si stamos hablando de la mismas.
estas, de la que yo hablo estan a 20, 25km al este de auserd no en dirección de aaiun, el aaiun esta más al norte
Publicar un comentario