Entre los ciudadanos y sus gobiernos se establece un contrato que obliga a ambos. Si éste último –el gobierno- no respeta los derechos fundamentales de los primeros, viola una cláusula que le deslegitima totalmente. No importa cual sea su renta per cápita, ni la calidad de la sanidad, ni el de la enseñanza, que haya alcanzado ese país. Hace cincuenta años –por poner un ejemplito que nos resulte familiar- España consiguió uno de sus mejores niveles de vida en términos económicos, pero carecía de libertades. Mi padre resumía con sorna la variedad de opciones políticas que se "ofrecían":
-¿Tú qué, falangista o requeté?
Aquel fue un gobierno ilegítimo. Lamentablemente, Franco murió en la cama sin sentir en ningún momento el temblor de la silla donde se aposentó durante casi cuatro décadas. Así de triste ha sido a veces nuestra historia; y no cambiará por mucho que algunos se empecinen en reescribirla. O tal vez sí, no sé.
Hace sólo unos días, hemos recibido como un mazazo la noticia de la muerte de Orlando Zapata Tamayo víctima de una huelga de hambre que se prolongó durante más de ochenta días. Y víctima de las torturas y la ignominia de un gobierno indigno y detestable.
Este hecho trágico ha animado a algunos a reclamar la condena de quienes nos posicionamos a favor de Aminetu Haidar como si ambos hechos fuesen similares. La manía de mezclar churras con merinas. Algunas de esas voces son las mismas que nos critican y pretenden descalificarnos por apoyar una causa que “no nos incumbe”.
Por suerte, tendremos que aceptar esas críticas, al igual que cualquiera puede decir sus tonterías a favor el régimen cubano en nuestro país ¡menudo papelón! Esa es una de las grandezas de nuestro modelo de sociedad. Aunque deberemos tener cuidado, porque el número de estupideces no puede crecer de manera incontenible.
Entre tanto, algunos seguiremos esforzándonos para que más pronto que tarde, ciudadanos –y ciudadanas- que no súbditos, puedan expresarse libremente en el Sáhara Occidental. Esperemos que nadie nos haga un examen de fervor democrático para continuar en esta andadura tan gratificante.
-¿Tú qué, falangista o requeté?
Aquel fue un gobierno ilegítimo. Lamentablemente, Franco murió en la cama sin sentir en ningún momento el temblor de la silla donde se aposentó durante casi cuatro décadas. Así de triste ha sido a veces nuestra historia; y no cambiará por mucho que algunos se empecinen en reescribirla. O tal vez sí, no sé.
Hace sólo unos días, hemos recibido como un mazazo la noticia de la muerte de Orlando Zapata Tamayo víctima de una huelga de hambre que se prolongó durante más de ochenta días. Y víctima de las torturas y la ignominia de un gobierno indigno y detestable.
Este hecho trágico ha animado a algunos a reclamar la condena de quienes nos posicionamos a favor de Aminetu Haidar como si ambos hechos fuesen similares. La manía de mezclar churras con merinas. Algunas de esas voces son las mismas que nos critican y pretenden descalificarnos por apoyar una causa que “no nos incumbe”.
Por suerte, tendremos que aceptar esas críticas, al igual que cualquiera puede decir sus tonterías a favor el régimen cubano en nuestro país ¡menudo papelón! Esa es una de las grandezas de nuestro modelo de sociedad. Aunque deberemos tener cuidado, porque el número de estupideces no puede crecer de manera incontenible.
Entre tanto, algunos seguiremos esforzándonos para que más pronto que tarde, ciudadanos –y ciudadanas- que no súbditos, puedan expresarse libremente en el Sáhara Occidental. Esperemos que nadie nos haga un examen de fervor democrático para continuar en esta andadura tan gratificante.
2 comentarios:
Feliz fin de semana y un abrazo.
Es verdad que se mezclan las cosas, los análisis, mientras no se resuelve nada en Cuba ni en el Sáhara. Cordiales saludos.
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