Todos los indicios apuntan hacia un cambio de postura de la nueva Administración estadounidense en relación con el Sáhara Occidental. Se trataría de favorecer una solución acorde a la legalidad internacional y, como el cumplimiento de esa legalidad pasa inexorablemente por la autodeterminación mediante referéndum del pueblo saharaui, debemos recibir con prudente alegría este giro.
El nuevo escenario, favorecería la misión del enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas, Christopher Ross, aunque hay un factor que no podemos pasar por alto: el tiempo.
Ahora estamos en el inicio de la primera legislatura de Barack Obama, y si entrásemos en la fase final de la misma sin avances apreciables en este conflicto, la tentación de mirar hacia otro lado sería de una gran intensidad, casi irresistible. Ese horizonte, por tanto, exige resultados en los próximos dos años, un periodo de tiempo muy reducido.
Por esa razón, y en mi opinión, el Frente Polisario –legítimo representante del pueblo saharaui- debería acelerar el paso para mostrar a la comunidad internacional una realidad difícilmente discutible: la creación de un Estado saharaui no supone ninguna amenaza para Occidente y constituirá un modelo democrático para la región. Si a ello uniese la garantía de los derechos más básicos para la población que ya lleva asentada tres décadas en el Sáhara que decidiese permanecer en el territorio sumando sus esfuerzos a la creación del nuevo Estado... restaría argumentos a sus detractores y reforzaría su posición negociadora.
Entiendo que este último punto es de muy difícil definición. Se han cometido demasiadas tropelías de manera impune durante todos estos años. En estos mismos momentos, nueve activistas saharauis presos se encuentran en huelga de hambre indefinida. Sin embargo, creo que es el momento de afrontar retos que serán decisivos en el futuro cercano.
Sólo un ejemplo. En agosto de 2005 el Polisario liberó –de manera unilateral y sin contrapartidas- a los últimos 404 presos de guerra que mantenía en su poder y a los que el gobierno marroquí colocaba en un angustioso limbo legal. Muy posiblemente, aquella decisión contribuyó a modificar la opinión de determinados políticos que hoy están favoreciendo la nueva posición estadounidense. Tal vez sea preciso dar un nuevo paso hoy.
El nuevo escenario, favorecería la misión del enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas, Christopher Ross, aunque hay un factor que no podemos pasar por alto: el tiempo.
Ahora estamos en el inicio de la primera legislatura de Barack Obama, y si entrásemos en la fase final de la misma sin avances apreciables en este conflicto, la tentación de mirar hacia otro lado sería de una gran intensidad, casi irresistible. Ese horizonte, por tanto, exige resultados en los próximos dos años, un periodo de tiempo muy reducido.
Por esa razón, y en mi opinión, el Frente Polisario –legítimo representante del pueblo saharaui- debería acelerar el paso para mostrar a la comunidad internacional una realidad difícilmente discutible: la creación de un Estado saharaui no supone ninguna amenaza para Occidente y constituirá un modelo democrático para la región. Si a ello uniese la garantía de los derechos más básicos para la población que ya lleva asentada tres décadas en el Sáhara que decidiese permanecer en el territorio sumando sus esfuerzos a la creación del nuevo Estado... restaría argumentos a sus detractores y reforzaría su posición negociadora.
Entiendo que este último punto es de muy difícil definición. Se han cometido demasiadas tropelías de manera impune durante todos estos años. En estos mismos momentos, nueve activistas saharauis presos se encuentran en huelga de hambre indefinida. Sin embargo, creo que es el momento de afrontar retos que serán decisivos en el futuro cercano.
Sólo un ejemplo. En agosto de 2005 el Polisario liberó –de manera unilateral y sin contrapartidas- a los últimos 404 presos de guerra que mantenía en su poder y a los que el gobierno marroquí colocaba en un angustioso limbo legal. Muy posiblemente, aquella decisión contribuyó a modificar la opinión de determinados políticos que hoy están favoreciendo la nueva posición estadounidense. Tal vez sea preciso dar un nuevo paso hoy.
3 comentarios:
He leido el artículo de "El País" de hoy sobre el décimo aniversario de la llegada al trono de Mohamed VI y parece ser que quiere imponer la autonomía para el Sáhara. ¿Qué piensas? Besotes, M.
Naturalmente que Marruecos quiere "imponer" su modelo de autonomía para el Sáhara Occidental. Es una actitud coherente con sus ansias pseudo-imperiales. Otra cosa muy diferente es la línea que marca la legalidad internacional y el sentido ético más elemental.
El artículo de EL PAÍS dice, textualmente: "Marruecos, en última instancia, se mueve, pero a paso procesional". Por el contrario -y permíteme autocitarme por una vez- yo hablo de que "... el Frente Polisario debería acelerar el paso".
Tengo la sensación de que, en los próximos meses, demasiadas cosas dependerán de la "velocidad" de cada uno.
P.S. No había leído el editorial de EL PAÍS hasta ahora y me ha hecho gracia ese paralelismo en los pasos de la andadura ;-)
La regionalización de Marruecos es un intento desesperado para reavivar un plan que nació muerto.
Las negociaciones parece ser que van a retomarse y por lo que se lee el nuevo enviado especial se mueve más en la línea de Baker. Los saharauis siempre han manifestado que los colonos que quisieran integrarse en el nuevo estado serían bien tratados y considerados iguales. Con la aceptación del plan Baker II así lo decidieron.
No sé si Marruecos se mueve a paso procesional o más lento. O tal vez se mueva hacia atrás respecto a sus súbditos.
¿El tiempo es un factor clave para la resolución del conflicto?
Tal vez bajo nuestra óptica. Bajo la suya no lo tengo tan claro.
Un abrazo.
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