06 abril 2007

De entrevías, al cielo

La Iglesia ha decido cerrar la parroquia de Entrevías por díscola. Eso de oficiar en vaqueros y comulgar con rosquillas no ha sentado nada bien a la jerarquía. De nada ha servido que las rosquillas estuviesen elaboradas por las madres que luchan contra la droga en uno de los barrios más castigados de Madrid. Para colmo, no había confesionarios en ese templo. Ese dato me ha hecho recordar una confesión que realicé de muy niño trotando junto al páter en un pinar de la sierra de la Demanda ¿Sería válida?
Cierran la parroquia de San Carlos Borromeo, que hunde sus raíces en un movimiento creado por el padre Llanos y el padre Díez Alegría, (dos personajes con un par) mientras salen a la calle imágenes enjoyadas que nada tienen que ver con la pobreza que nos hará bienaventurados. No soy capaz de entender una Iglesia que prohíbe el uso del preservativo y que acosa al heterodoxo que se acerca a la gente.
Y simultáneamente, se descubre que una ONG –no citaré su nombre- malversaba los fondos que recibía de sus donantes. Pues desde este humilde espacio en la red quiero decir que no cambia nada. Que aparecerán más garbanzos negros pero hay una realidad indiscutible: las ONGs y el voluntariado son un fenómeno extraordinario y esperanzador. Constituyen un motor de progreso ejemplar que merecen el apoyo de todos y cada uno de nosotros.
Foto. Dos niños pintan una pancarta con un lema de resistencia ante la decisión del Arzobispado de Madrid de desalojar la iglesia de Entrevías.- Uly Martín. EL PAÍS

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