En los próximos días, millares de niños y niñas saharauis refugiados en la hamada argelina viajarán a nuestro país y pasarán el verano lejos del insoportable calor del desierto. Gracias a la solidaridad de otras tantas miles de familias españolas y al intenso trabajo de las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui -¡Qué gran labor!- estos intrépidos viajeros conocerán una realidad muy diferente a la suya, nuevos amigos, tendrán revisiones médicas, oftalmológicas…
Varias veces me he cuestionado la idoneidad del programa “Vacaciones en Paz”, pero hoy me gustaría dar un empujoncito para que todas las familias que puedan prestar esta valiosa ayuda, den ese paso. Estoy seguro de que vivirán una enriquecedora experiencia humana.
Y querría hacer extensivo este llamamiento a mis compañeros que en este mismo momento ultiman la programación de los campamentos de verano de la OJE. Porque si en cada una de nuestras actividades impulsamos los medios que favorezcan la participación de nuestros amigos del desierto estaremos tendiendo puentes de amistad y compañerismo entre los niños, niñas y jóvenes de aquí... y los de allí. Y cimentando los valores de la solidaridad, la tolerancia y el respeto a la diferencia.
Y quienes conocemos los otros campamentos -los de refugiados de Tinduf- tenemos la seguridad de que nuestros visitantes, concluido el verano, regresarán a una dura realidad, con múltiples carencias materiales… pero con toneladas de cariño y ternura.
Varias veces me he cuestionado la idoneidad del programa “Vacaciones en Paz”, pero hoy me gustaría dar un empujoncito para que todas las familias que puedan prestar esta valiosa ayuda, den ese paso. Estoy seguro de que vivirán una enriquecedora experiencia humana.
Y querría hacer extensivo este llamamiento a mis compañeros que en este mismo momento ultiman la programación de los campamentos de verano de la OJE. Porque si en cada una de nuestras actividades impulsamos los medios que favorezcan la participación de nuestros amigos del desierto estaremos tendiendo puentes de amistad y compañerismo entre los niños, niñas y jóvenes de aquí... y los de allí. Y cimentando los valores de la solidaridad, la tolerancia y el respeto a la diferencia.
Y quienes conocemos los otros campamentos -los de refugiados de Tinduf- tenemos la seguridad de que nuestros visitantes, concluido el verano, regresarán a una dura realidad, con múltiples carencias materiales… pero con toneladas de cariño y ternura.
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