La visita que Mohamed VI ha realizado al Sáhara Occidental esta semana, tan próxima a la catástrofe humanitaria provocada por las inundaciones en los campamentos de Tinduf, tiene una lectura evidente: minar la moral del pueblo saharaui en estos momentos tan trágicos. Junto a una innecesaria ostentación de poder.
Paralelamente, el gobierno marroquí anuncia la presentación, ante Naciones Unidas, de una propuesta de autonomía para la zona como alternativa al Plan Baker II. Posiblemente sólo se trate de una maniobra dilatoria más.
Sin embargo, quienes no sufrimos directamente el drama del pueblo saharaui pero estamos comprometidos con su causa, debemos intentar favorecer cualquier camino dialogado para la resolución de este largo conflicto que evite el retorno a las armas. Y tomar en consideración los tímidos avances en la defensa de los derechos humanos por parte de Marruecos. Esta postura será difícilmente comprensible por parte de nuestros amigos saharauis, pero debemos dar otra oportunidad a la Paz. Aunque sólo sea porque no se vislumbran mejores alternativas viables.
Paralelamente, el gobierno marroquí anuncia la presentación, ante Naciones Unidas, de una propuesta de autonomía para la zona como alternativa al Plan Baker II. Posiblemente sólo se trate de una maniobra dilatoria más.
Sin embargo, quienes no sufrimos directamente el drama del pueblo saharaui pero estamos comprometidos con su causa, debemos intentar favorecer cualquier camino dialogado para la resolución de este largo conflicto que evite el retorno a las armas. Y tomar en consideración los tímidos avances en la defensa de los derechos humanos por parte de Marruecos. Esta postura será difícilmente comprensible por parte de nuestros amigos saharauis, pero debemos dar otra oportunidad a la Paz. Aunque sólo sea porque no se vislumbran mejores alternativas viables.
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