Fernando Alonso acaba de ganar el campeonato del mundo de Fómula 1 mientras escribo estas lineas. Enhorabuena para este jovencísimo deportista.
Al mismo tiempo, 37 hombres y mujeres agonizan en una dramática huelga de hambre defendiendo los derechos fundamentales del pueblo saharaui. Mis hijas me preguntan si Fernando Alonso es el mejor del mundo... y yo les digo que sí, aunque pienso que hay formas muy diferentes de ser un verdadero campeón.
Anteayer, Carmen, la madre de la mujer de uno de los mejores monitores que he conocido, ¡vaya lio! ...nos hizo su donación personal para sufragar los gastos de otra monitora en los Centros Juveniles de Tinduf. Carmen nos anima a seguir. Y yo siento que su apoyo nos aporta nuevas energías. Porque nos sigue haciendo falta mucha ayuda. Siempre necesitaremos el estímulo de la inmensa mayoría.
Ahora intentaremos conseguir equipamiento informático para nuestros amigos saharauis, y en ello podremos nuestro empeño. Y preparamos la próxima edición de la revista SUKRAN. Y nuestras aportaciones a la reunión del grupo Sáhara. Porque aunque no podamos asistir en persona, nuestro aliento estará presente junto al resto de compañeros con quienes compartimos este compromiso ilusionante.
Y, constantemente, sigo buscando las herramientas de construcción masiva que hagan posible un mundo mejor para todos. Y aunque soy consciente de mis tremendas limitaciones, no renuncio a mi derecho a superar todas las barreras. Y espero que esos Centros Juveniles de la Hamada argelina en los que estamos poniendo tanto esfuerzo, queden muy pronto vacios porque el pueblo saharaui pueda -por fin- regresar a su tierra en paz.
Y esta misma noche, tan sólo en unos pocos minutos -cuando les dé un besito de buenas noches a mis hijas- recordaré a Yminaya y a Abba, a Leisa y a Jalifa, a Cajalus y a tantos otros con quienes compartí sonrisas y juegos. Y les desearé a todos ellos un futuro de esperanza y justicia.
Y procuraré no quedarme en los buenos deseos y encontrar, cada día, las fuerzas necesarias para que este compromiso que he adquirido voluntariamente, continúe avanzando.
Al mismo tiempo, 37 hombres y mujeres agonizan en una dramática huelga de hambre defendiendo los derechos fundamentales del pueblo saharaui. Mis hijas me preguntan si Fernando Alonso es el mejor del mundo... y yo les digo que sí, aunque pienso que hay formas muy diferentes de ser un verdadero campeón.
Anteayer, Carmen, la madre de la mujer de uno de los mejores monitores que he conocido, ¡vaya lio! ...nos hizo su donación personal para sufragar los gastos de otra monitora en los Centros Juveniles de Tinduf. Carmen nos anima a seguir. Y yo siento que su apoyo nos aporta nuevas energías. Porque nos sigue haciendo falta mucha ayuda. Siempre necesitaremos el estímulo de la inmensa mayoría.
Ahora intentaremos conseguir equipamiento informático para nuestros amigos saharauis, y en ello podremos nuestro empeño. Y preparamos la próxima edición de la revista SUKRAN. Y nuestras aportaciones a la reunión del grupo Sáhara. Porque aunque no podamos asistir en persona, nuestro aliento estará presente junto al resto de compañeros con quienes compartimos este compromiso ilusionante.
Y, constantemente, sigo buscando las herramientas de construcción masiva que hagan posible un mundo mejor para todos. Y aunque soy consciente de mis tremendas limitaciones, no renuncio a mi derecho a superar todas las barreras. Y espero que esos Centros Juveniles de la Hamada argelina en los que estamos poniendo tanto esfuerzo, queden muy pronto vacios porque el pueblo saharaui pueda -por fin- regresar a su tierra en paz.
Y esta misma noche, tan sólo en unos pocos minutos -cuando les dé un besito de buenas noches a mis hijas- recordaré a Yminaya y a Abba, a Leisa y a Jalifa, a Cajalus y a tantos otros con quienes compartí sonrisas y juegos. Y les desearé a todos ellos un futuro de esperanza y justicia.
Y procuraré no quedarme en los buenos deseos y encontrar, cada día, las fuerzas necesarias para que este compromiso que he adquirido voluntariamente, continúe avanzando.
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