20 mayo 2011

15M y mi indignación

La izquierda que nos gobierna dice que entiende y escucha la indignación. Si no fuese porque me estoy convirtiendo en un cabrón con pintas, lloraría enternecido ante semejantes declaraciones. Por otro lado, la derecha pide que esa indignación se manifieste en las urnas. Ya se sabe, a río revuelto...

Unos han despilfarrado en artificios la ilusión de un pueblo que les ofreció su apoyo. Los otros siguen como pollo sin cabeza.

Sin embargo, en mi opinión, el problema que padecemos no tiene su origen en este modelo de sistema democrático, aunque ciertamente precise algunas mejoras urgentes. Sino en la retahíla de incapaces que mamando de la teta de la partitocracia engordan sin mérito ninguno; sin haber trabajado en su vida, y sin haber realizado más esfuerzo que el de alabar a quien confecciona las listas de su "finquita".

El problema no son los sueldos de quienes nos gobiernan, porque cualquier directivo de la empresa privada gana más que un ministro, y con la décima parte de su responsabilidad. El problema radica en que es necesario abrir algunas ventanas para que entre aire fresco, y algunos las han puesto siete candados y se han tragado la llave. Y cuando otros sierran los barrotes, los primeros les tildan de antisistema ¡hay que joderse!

Las listas abiertas serían un buen soplo de aire fresco. Y que nadie vendiese su voto por cuatrocientos euros de mierda nos haría ganar un poquito de respeto a los ciudadanos. Si nos mean, por lo menos que no digan que está lloviendo.

1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Se ha profesionalizado la función política. Se ha compadreado entre políticos y medios de comunicación.
Pero ha habido otro problema sin el que el panorama no estaría completo: la sociedad, hasta ahora, ha tolerado, cómplice. De la sociedad ha emanado la corrupción, el dejar hacer y el compadreo.
De la sociedad debe partir la regeneración necesaria.
Esta noche publico una nueva entrada sobre esto.