30 abril 2011

Una de elucubraciones

Nuestros vecinos del Norte de África viven un momento que resultará decisivo para su futuro... y para el nuestro ¿Hacia dónde caminarán Túnez y Egipto? ¿Cuándo y cómo finalizará la guerra en Libia? ¿Enterrará el terrorismo las reformas anunciadas en Marruecos? ¿Concluirá, de una vez por todas, el proceso de descolonización del Sáhara Occidental?

Podría seguir con interrogantes de este tipo, no tiene sentido. Porque tenemos a nuestro alcance la solución a todos estos dilemas: la realpolitik. Y si entendendemos como realpolik la aplicación de aquellas estrategias que benefician a nuestros intereses favoreciendo los equilibrios que eviten el crecimiento de nuestros enemigos, el siguiente paso es también muy sencillo de deducir.

Únicamente la defensa de los derechos humanos en toda la región, y el impulso a la creación de regímenes verdaderamente democráticos creará las condiciones que garantizarán un marco de estabilidad duradero.

Por ese motivo, es inadmisible que defendamos la guerra en Libia y, simultáneamente, miremos hacia otro lado ante las violaciones de los derechos más básicos que se perpetran en el Sáhara Occidental bajo dominio marroquí. Tal vez la vieja Europa -qué vergüenza la de Francia- se merezca una nueva invasión bárbara. Pero antes, deberemos mantenernos firmes en la defensa de los valores con los que podrían construir un mundo mejor y más justo.

6 comentarios:

migramundo dijo...

Yo creo que la guerra de Libia solo la defienden los gobiernos, para encubrir su pasado de realpolitik, término que me parece que le va mejor en este sentido que en el que propones. Hay que se pesimistaoptimista, es decir, no te hagas ilusiones, pero no pierdas la esperanza. Saludos

Merche Pallarés dijo...

Lo que tenemos que hacer LOS CIUDADANOS es salir a la calle a nivel global para que se enteren los poderosos que no aceptamos sus tretas. Escribir en los blogs está bien pero no conduce a nada. Necesitamos ACCIÓN. Pero, como siempre, nadie reacciona. Así nos va. Besotes, M.

Unknown dijo...

En Siria no dicen nada y de Marruecos menos.
Francia es la gran culpable de la impunidad marroquí.

Rais dijo...

¡Totalmente de acuerdo con Merche Pallarés! Y para esa acción debemos como pueblo superar de una vez por todas las divisones a las que nos empujan con el objetivo de neutralizarnos. Tiempo atrás es posible que hubiera razones para bandos. Hoy no. El día en que dejemos de clasificarnos entre derechas e izquierdas, de aquí o de allá, del Barça o del Madrid... ganamos seguro en lo que queramos. Que ya tengo 38 años y estoy hasta las narices de la guerra civil. Maldito favor nos hicieron los unos y los otros. Si es que en el fondo, si nos olvidamos de los políticos, estamos más cerca de lo que reconocemos. Y saco el tema porque creo que es el problema de fondo que nos impide ir todas a una y porque en facebook al igual que en muchos otros sitios se sigue con el mismo rollo. Y mientras, 5 MILLONES de parados, el SÁHARA OCCIDENTAL ocupado, CORRUPCIÓN institucionalizada, privilegios feudales para los políticos (sólo falta que ejerzan el derecho de pernada), y nosotros en casa!! Bueno, yo TOMO LA CALLE el día 15 de mayo en Barcelona igual que lo harán en muchas otras capitales de provincia. Puede que no se logre nada, pero sirve menos quedarse mirando la tele!

Unknown dijo...

Rais, entiendo que estés hasta arriba de la guerra civil, sin embargo si se sigue hablando de ella es porque las causas que la provocaron deben estar aún ahí: estas dos Españas de las que hablaba Machado.
Yo tengo casi 60, hija de la postguerra, viví una transición que creimos la más adecueda aunque se dejaron muchos flecos sueltos que aún colean.
No estoy de acuerdo con lo de la corrupción institucionalizada, de ninguna manera. Que la hay es evidente, que todos los políticos sean corruptos no.
No podemos olvidarnos de los políticos, mejor dicho de los partidos porque en ellos se basa nuestro sistema. Este es un discurso que se viene repitiendo desde sectores ultras y que es muy peligroso escuchar y més dejarse convencer porque si anulamos los partidos van a salir caudillos que nos mantendrán atados en pro de esa unidad tan cacareada pero no por las razones que tu dices sino por otras más incofesables.
Reconozco el discurso y me da pánico una regresión que nos retrotraería a épocas que prefiero olvidar.
No podemos ir todos a una, es una entelequia porque mis intereses no tienen porqué coincidir con los de mi vecino. Quizás a mi me afecte la crisis y a otros les vaya de perlas.
Tenemos que movilizarnos, eso es cierto, y tratar de cambiar esta sociedad pero teniendo muy claro que la democracia es el único camino y volviendo, de vez en cuando, la vista atrás para aprender de los errores pasados.
Feliz día.

Rais dijo...

Saludos, Antònia. Estar en desacuerdo con personas como tú u otras que intervienen en este foro es un placer porque partiendo desde cualquier extremo estoy convencido de que encontraríamos puntos de acuerdo o por lo menos de sensata convivencia. Sin embargo, con otras personas es imposible (de derechas y de izquierdas). Y no se si seré ultra o no, pero no confío en los políticos. Ni creo en que nuestro voto sea un cheque en blanco para que durante cuatro años hagan lo que quieran (dentro de unos márgenes por supuesto). Yo preferiría una democracia más directa. Así, tendríamos la certeza de que decidimos algo más. Por ejemplo, referéndum para determinar la posición de España respecto del Sáhara... hace años que otro gallo cantaría. ¿Rescate de bancos?... que nos pregunten... A eso me refiero. No ir hacia una dictadura tiránica, sino hacia más democracia. Aceptando que la democracia no deja de ser la dictadura de las mayorías en el sentido de que si hay dos posiciones que no pueden convivir porque una excluye a la otra siempre habrá quien se sienta limitado. Por ejemplo, si yo prefiero una república (es mi caso) y la mayoría quiere una monarquía pues no me queda otra que aceptar. En los casos en que una posición no excluya a la otra, genial, adelante con las dos y que cada quién ejerza su libertad. Vamos que entiendo que no es fácil, pero nos sobra mucha rabia como sociedad. Y me reafirmo en el tema de los políticos: cuando ellos se rijan por las mismas normas que el resto de trabajadores comenzaré a respetarlos. Mientras tanto no.