29 octubre 2010

Tengo la sabiduría del condenado a muerte


Tengo la sabiduría del condenado a muerte:
no tengo cosas que me posean.
He escrito mi testamento con mi sangre:
“¡Confiad en el agua, moradores de mis canciones!”.
He dormido ensangrentado y coronado con mi mañana...
He soñado que el corazón de la tierra era mayor que
su mapa
y más claro que sus espejos y mi cadalso.
He creído que una nube blanca me
ascendía,
como si yo fuera una abubilla con el viento por alas.
Y al alba, la llamada del sereno
me despierta de mi sueño y de mi lenguaje:
vivirás en otro cadáver.
Modifica tu último testamento.
Se ha retrasado la fecha de la segunda ejecución.
¿Hasta cuándo?, pregunto.
Esperaré a que mueras más.
No tengo cosas que me posean, respondo,
he escrito mi testamento con mi sangre:

“¡Confiad en el agua,
moradores de mis canciones!”
Y yo, aunque fuera el último,
encontraría las palabras suficientes...
Cada poema es un cuadro.
Pintaré ahora para las golondrinas
el mapa de la primavera,
para los que pasan por la acera, el azufaifo
y para las mujeres el lapislázuli...
El camino me llevará
y yo le llevaré a hombro
hasta que las cosas recobren su imagen
verdadera,
luego oiré lo genuino:
cada poema es una madre
que busca a su hijo en las nubes,
cerca del pozo de agua.
“Hijo, te daré el relevo.
Estoy encinta”.
Cada poema es un sueño.
He soñado que soñaba.
Me llevará y le llevaré
hasta que escriba la última línea
en el mármol de la tumba:
“Me he dormido para volar”.
Y llevaré al Mesías zapatos de invierno
para que camine como los demás
desde lo alto de la montaña hasta el lago.

Mahmud Darwish

5 comentarios:

Poemario por un Sahara Libre dijo...

Maravilloso poema y retrato. Abrazos.

Poemario por un Sahara Libre dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Lale Mur dijo...

Muchas gracias por el poema, Francisco. Es precioso. No conocia al poeta Mahmud Darwish antes, lo buscaré para leer más. Gracias

Merche Pallarés dijo...

¡Qué bien resume Darwish la vida/muerte palestina! Que puede servir igualmente para los saharauis... Besotes, M.

Teresa dijo...

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la última música del condenado a muerte