23 noviembre 2013

El pie de Vicente

Ayer regresaba a casa después de un duro día de trabajo. En la radio hablaban de Atapuerca, así que escuché con más atención. El caso es que se había completado la osamenta de un pie de Homo Heidelbergensis -medio millón de años de antigüedad- y los responsables del Museo de la Evolución habían decidido dedicar ese conjunto de huesos a Vicente del Bosque. Ya habían hecho algo similar antes con el Cráneo de Miguelón y con la Pelvis de Elvis.
Pues bien, los tertulianos se ensañaron con del Bosque. Que si por qué ese homenaje, que si hay deportistas con mucho más merecimiento, que si el Marqués había leído su discurso, que si patatín, que si patatán. Que llegó un momento que pensé que para soltar tonterías sin sentido, que mejor que abriesen un blog.
Sobre lo de leer el discurso, les diré a los castelares que le criticaron por ello, que me parece una muestra de gran educación. Supone que lo ha preparado previamente, que ha elegido lo que para él resulta más importante, que ha rechazado un montón de ocurrencias que no pasan el tamiz, y que no abusará del tiempo de sus público. Justo al contrario de lo que hacen los profesionales de la tertulia radiofónica. Que además hablan como si tuviesen varios premios Nobel, y que lo mismo sirven para evaluar la justicia, solucionar el paro, finiquitar la crisis, o criticar una novela. Vamos, como yo, pero con más peligro.
Y respecto a lo de homenajear a Vicente del Bosque, pues estoy seguro de que hay deportistas que se lo pueden merecer mucho más, pero también es cierto que el seleccionador nacional de fútbol concita una gran atención mediática. Y eso, precisamente, es lo que buscan los investigadores de Atapuerca cuando hacen este tipo de reconocimientos: sacar su trabajo de la caverna y llevarlo a la luz pública. Y "socializar" la cultura.
¡Ah! Vicente del Bosque hizo un hueco en su agenda para pasar un rato con los muchachos de un centro especializado en el síndrome de Down de Burgos ¡Todo un tipo don Vicente!  

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