Vaya por delante que no creo en las políticas que imponen la paridad entre los sexos, que no géneros, y que esa forma de pensar me trae alguna discusión con mi compañera e incluso con mis dos hijas. Pero no seguiré por esa línea, que veo que me estoy metiendo en un jardín.
Solo quería compartir esta imagen que no ha sido buscada, pero que me hace reflexionar. Se corresponde con los últimos 5 comentarios y el penúltimo post (el último será éste). Como podéis comprobar, todo son mujeres. Y ya puestos, aprovecho esta circunstancia, para subir al blog la letra de una de mis canciones favoritas. Es de Silvio Rodríguez.
Me estremeció la mujer que empinaba a sus hijos
hacia la estrella de aquella otra madre mayor
y como los recogía del polvo teñidos
para enterrarlos debajo de su corazón
Me estremeció la mujer del poeta, el caudillo
siempre a la sombra y llenando un espacio vital
me estremeció la mujer que incendiaba los trillos
de la melena invencible de aquel alemán.
Me estremeció la muchacha
hija de aquel feroz continente
que se marchó de su casa
para otra de toda la gente.
Me han estremecido un montón de mujeres
mujeres de fuego, mujeres de nieve.
Pero lo que me ha estremecido
hasta perder casi el sentido
lo que a mi más me ha estremecido
son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos.
Me estremeció la mujer que parió once hijos
en el tiempo de la harina y un kilo de pan
y los miró endurecerse mascando carijos
me estremeció porque era mi abuela además.
Me estremecieron mujeres
que la historia anotó entre laureles
y otras desconocidas, gigantes
que no hay libro que las aguante.
Me han estremecido un montón de mujeres
mujeres de fuego, mujeres de nieve.
Pero lo que me ha estremecido
hasta perder casi el sentido
lo que a mi más me ha estremecido
son tus ojitos, mi hija, son tus ojitos divinos.
3 comentarios:
Yo también tengo problemas, conmigo mismo, con eso de la paridad (impuesta) de sexos, que no de géneros, en efecto. Me parece detestable; pero a veces tengo que admitir que es muy difícil encontrar fórmulas para meter a la mujeres "sin calzador" allí donde tienen tanto derecho como los hombres a estar. No es fácil arreglar esas cosas con buena voluntad, hace falta cierto grado de imposición.
Saludos
P.D. Silvio Rodríguez fue durante mucho tiempo uno de mis autores favoritos, hasta que me enteré de que había firmado sentencias de muerte. Desde entonces no puedo evitar pensar en su impostura "poética", o en la impostura de su poesía, como quieras.
Precioso homenaje a su hija y a las mujeres, como su abuela, que parieron once hijos sin tener nada que llevarse a la boca. A menudo me pregunto ¿cómo lo hicieron? Cuándo hoy en día es muy difícil pasar de tener más de un hijo, ¿máximo dos? Algo funciona muy mal en nuestra sociedad capitalista. Besotes, M.
A mi tampoco me gusta lo de la paridad. Me parece paternalista.
A mi no me gustaría ocupar un puesto por esta dichosa ley.
Un abrazo.
PS/ El poema me ha recordado a mi abuela.
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