Cuando recurro a estos editoriales gráficos, no añado nunca nada. Hoy he buscado a EL ROTO porque tenía la intuición de que resultaría inspirador, y haré una excepción. El dictador ordena asesinar a los ciudadanos que protestan, pero no detendrá la primavera. Tal vez se sienta cómodo enfangado en sangre inocente, tal vez. Pero los pueblos que tardan más de cuarenta años en ponerse en marcha, suelen tener la decisión necesaria para alcanzar sus objetivos.
Y me gustaría dedicar los versos de Blas de Otero que me acompañan desde que inicié esta andadura, hoy al pueblo libio:
Podran matarnos,
pero no morirnos
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