El pasado 10 de diciembre celebramos el 62º aniversario de los derechos humanos y la mayoría de nosotros nos acordamos del premio Nobel Liu Xiaobo; a él dedicamos artículos y reflexiones encaminadas al espíritu de Tiananmen y la lucha del hombre por la libertad y la dignidad por encima de cualquier ideología y religión que no reconozca los valores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En El Aaiún (Sáhara Occidental) acaban de enterrar al ciudadano español Baby Hamady Buyema sin la presencia ni el consentimiento de su familia, como lo hicieron con el menor saharaui Nayem El Garhi; los activistas saharauis Ali Salem Tamek, Brahim Dahan y Saleh Lebeihi siguen en la cárcel sin saber de qué se les acusa. Estos hechos nos recuerdan que los derechos humanos son violados de forma sistemática por Marruecos en el Sáhara Occidental y la Minurso no tiene ninguna posibilidad de vigilarlos hasta que Francia decida no usar más su derecho al veto en el Consejo de Seguridad.
Francia asistió a la ceremonia del Nobel; en cambio, Marruecos, al igual que China, decidieron no acudir alegando falta de transparencia en la concesión del premio. Europa no puede quedarse indiferente y debe recordarle a Francia que la verdadera razón de Mayo del 68 es la defensa de la libertad y sus valores. No defenderlos en el Sáhara es renunciar a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a toda la lucha de la Unión Europea por la tolerancia, el respeto y la concordia.
Alí Salem Iselmu
Tomado de la edición digital de EL PAÍS
1 comentario:
Como te digo, Fran, se lo pasan todo por el forro... Besotes, M.
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