Cuando me enteré de que Vargas Llosa había sido galardonado con el Nóbel pensé “ya era hora”. Luego, navegué por la Red para confrontar opiniones. Y… ¿qué queréis que os diga? He tenido la impresión de que algunos le habían colgado un sambenito a don Mario. No me sorprendió mucho, es agua vieja que no mueve molinos.
No me considero con capacidad suficiente para emitir según que juicios, pero a cualquiera le bastaría con leer “La ciudad y los perros” o “Los cachorros” para saber que nos encontramos ante un escritor excepcional que en ese momento tenía no más de treinta tacos. Pero, no sólo eso, sino con alguien capaz de comprometerse políticamente de manera inequívoca hasta hoy.
No me gusta etiquetar a nadie, sin embargo, admiro a quienes son capaces de arremangarse y ponerse manos a la obra. He leído, por ejemplo, al Mario que escribe sobre el conflicto palestino-israelí a sabiendas de que no gustará lo que defiende. Pero que no se calla en esta dictadura del correctismo político. Ahora, parece que don Mario –utilizo el “don” con todo el respeto que se merece quien me ha aportado tantas horas de disfrute y reflexión- es algo así como un facha peligroso, merecedor del ostracismo. Sí, escribe bien, pero…Y “aluego”, algunos desatan los demonios que llevan dentro. Con su pan se lo coman.
Así que cuando he leído el artículo que hoy publica EL PAÍS firmado por Javier Cercas (acceder) he pensado que había que suscribirlo. Y por eso subo este post a CAMINANDO. Si encima, Javier Cercas aprovecha para reivindicar a George Orwell –al que quisieron dar matarile en la guerra incivil española- pues me sumo doblemente. Y lo hago para quitarle un granito de su sustento a las columnas del sectarismo que tantos se empeñan en levantar. Entre otras cosas.
No me considero con capacidad suficiente para emitir según que juicios, pero a cualquiera le bastaría con leer “La ciudad y los perros” o “Los cachorros” para saber que nos encontramos ante un escritor excepcional que en ese momento tenía no más de treinta tacos. Pero, no sólo eso, sino con alguien capaz de comprometerse políticamente de manera inequívoca hasta hoy.
No me gusta etiquetar a nadie, sin embargo, admiro a quienes son capaces de arremangarse y ponerse manos a la obra. He leído, por ejemplo, al Mario que escribe sobre el conflicto palestino-israelí a sabiendas de que no gustará lo que defiende. Pero que no se calla en esta dictadura del correctismo político. Ahora, parece que don Mario –utilizo el “don” con todo el respeto que se merece quien me ha aportado tantas horas de disfrute y reflexión- es algo así como un facha peligroso, merecedor del ostracismo. Sí, escribe bien, pero…Y “aluego”, algunos desatan los demonios que llevan dentro. Con su pan se lo coman.
Así que cuando he leído el artículo que hoy publica EL PAÍS firmado por Javier Cercas (acceder) he pensado que había que suscribirlo. Y por eso subo este post a CAMINANDO. Si encima, Javier Cercas aprovecha para reivindicar a George Orwell –al que quisieron dar matarile en la guerra incivil española- pues me sumo doblemente. Y lo hago para quitarle un granito de su sustento a las columnas del sectarismo que tantos se empeñan en levantar. Entre otras cosas.
5 comentarios:
Es un excelente escritor al que no me gustaría tener como presidente. Por eso, lo leo.
Muy acertado el comentario de Pedro. Conxx.
Exacto, Pedro. A mi tampoco me gustaría nada.
Ay, la maldita envidia... No sé si como presidente sería tan eficaz como de escritor. Lo más seguro que no. Me gustó ese artículo de Cercas pero también le tiene que estar muy agradecido por su excelente crítica a su "Soldados de Salamina". Yo lo leí a partir de ese artículo en "El País". Besotes, M.
Sólo un apunte:
Mario Vargas Llosa se presentó candidato a las presidenciales peruanas en 1990. Perdió frente a Albert Fujimori que amenazó con quitarle su nacionalidad. Luego, Fujimori culminó alguna de sus aspiraciones.
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