“Me haré del Atlético”, se dijo Suadu, en una de las primeras decisiones que tomaba una vez que sabía que ese verano no regresaría a los campamentos. Un problema de hígado, lo suficientemente grave para ser peligroso si no seguía un tratamiento de por vida, la dejaba en Madrid, en casa de su familia acogedora los últimos tres veranos. Las dos familias se pusieron de acuerdo en que era la única solución para la niña y así se lo dijeron. Suadu lo pasó muy mal, quería muchísimo a Feli y a Paco pero… no ver a su mamá, su papá y sus hermanitos, era un dolor muy grande. Como no quería complicar más las cosas fue obediente y aceptó que ese era de momento lo que el destino quería para ella. Once años y ya pensaba en el destino y la responsabilidad, ser la mayor de aquella familia numerosa le había hecho madurar demasiado pronto, pero qué niño saharaui no madura antes de tiempo.
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Verano de 1996, ya sabía que se quedaba y tenía que ir pensando en su futuro. Ahora que viviría en España debía buscarse un equipo. La decisión no era cualquier cosa, ya sabía de otros veranos que era una pregunta obligada en España, aquellos veranos había dudado, no acababa de tenerlo claro, hacerse del famoso Real Madrid como muchos niños saharauis, o ser del Barça, un equipo que ayudaba a los saharauis con ropa deportiva, botas y balones, y con una peña en los campamentos. Qué hacer… ese verano todo el mundo hablaba en Madrid de un equipo que ella no conocía, el Atlético de Madrid, le llamaban “Aleti”, y ese año había ganado la Liga y la Copa del Rey. Ese tenía que ser su equipo. Quería uno que ganara, sentía que el Sahara siempre perdía, abandonado de todo el mundo, de los países, tirados en la hamada, quería ser de un equipo que ganara como el Atlético de Madrid, y dos copas en tan poco tiempo. Ella quería ser ganadora cuando la preguntaran.
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Paco le preguntó si estaba segura, que ser del “Aleti” no era fácil. ¿Qué decía Paco?, ganar sí que es fácil y era lo que ella quería. Decidido. “Me haré del Atlético, con sus rayas rojas y blancas, el osito y el árbol y esa forma de escudo tan graciosa”.
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Suado se reía recordando aquello mientras veía la final de la Europa Leage en la tele. 14 años sin un título, dos temporadas en segunda división. Había escuchado que llevaban 48 años sin ganar un título europeo, ¡48 años!, sus padres vivían todavía entonces en la preciosa Villa Cisneros, el actual Dajla ocupado. Había elegido el Atlético de Madrid porque quería ser ganadora, no quería sufrir con su equipo de fútbol. Bueno, una vez más, entre risas y saltos, enrollada en su bufanda rojiblanca, "¡Viva el Aletiiiiii!", lo decía una saharaui sufridora.
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Tomado del blog HAZ LO QUE DEBAS y dedicado a todos los atléticos ;-)
3 comentarios:
Bonito relato que ya había leído por la mañana. Me ha gustado que lo reproduzcas. Aunque la situación del Atleti no sea la misma que la de los refugiados, el paralelismo es evidente.
Yo también me alegro de la victoria.
Y a pesar de que no soy nada futbolera me emociona ver camisetas blaugranas en los campamentos.
Un abrazo.
¿Qué ha ganado exactamente el Atleti? Es que me pierdo con tanto campeonato... pero me alegro de que para Saudo haya sido una alegría. Besotes, M.
La Europa Leage, vamos la UEFA de toda la vida; a mí no me gusta el futbol pero me encanta el puñetero Atleti que tanto nos hace sufrir. La historia está basada en una amiga saharaui que es atlética; a partir de ahí fabulé una historia que no se parece nada a la real, y metí aquella temporada en que yo estaba en la radio y los atléticos casi nos desmayamos con el doblete, la 95-96. Y se lo dedico a mi amiga McCartney, la más atlética pero que pasa ahora un momento difícil.
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