Aminetu Haidar ha entrado en el día 17 de la huelga de hambre que mantiene en el aeropuerto de Lanzarote. Como todo el mundo sabe, llegó allí cuando fue expulsada de El Aaiún, a donde regresaba después de un viaje que realizó a los Estados Unidos para recoger un prestigioso premio por su labor infatigable a favor de los derechos humanos. Las autoridades marroquíes le requisaron su pasaporte, así que entró en territorio español sin la documentación precisa. Existen pruebas de connivencia entre los gobiernos de Marruecos y de España para facilitar la expulsión de Aminetu. Aquí radica la base ética que sustenta la actitud de Aminetu. Pero no todo es tan sencillo.
En este momento, Aminetu reclama la devolución de su pasaporte y no acepta ninguna de las opciones que le ofrece el gobierno español. Y no las acepta porque, de alguna manera, siente que todas ellas lesionan sus derechos más básicos. Sin embargo, su pasaporte está en manos de las autoridades marroquíes que –no lo olvidemos- no tienen que soportar en ningún momento la presión de unos medios de comunicación libres y de una opinión pública sensible a las violaciones de los derechos humanos.
Moratinos –una vez más- ha creado un carajal donde no tenía que haberlo habido, pero, el problema está ahora ahí y su solución no depende del gobierno español. Este punto es de capital importancia. No discuto las razones que argumenta Aminetu ¡ni muchísimo menos! Sólo quiero hacer hincapié en ese punto fundamental: Aminetu exige una respuesta por parte del gobierno español... que sólo puede dar el gobierno marroquí.
Esta situación debiera hacer reconsiderar la actitud que mantiene Aminetu, porque a partir de este momento, su salud comenzará a sufrir daños que pueden ser irreversibles. Ayer mismo, el presidente Zapatero anunció que ha solicitado la intervención del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y ha declarado que “esperamos, de la manera más rápida posible, una respuesta de las autoridades marroquíes”. Mientras llega esa respuesta, Aminetu debe valorar los esfuerzos que están desplegando las autoridades españolas y encontrar nuevas vías para reclamar sus derechos sin poner en peligro de manera inútil su propia vida.
En este momento, Aminetu reclama la devolución de su pasaporte y no acepta ninguna de las opciones que le ofrece el gobierno español. Y no las acepta porque, de alguna manera, siente que todas ellas lesionan sus derechos más básicos. Sin embargo, su pasaporte está en manos de las autoridades marroquíes que –no lo olvidemos- no tienen que soportar en ningún momento la presión de unos medios de comunicación libres y de una opinión pública sensible a las violaciones de los derechos humanos.
Moratinos –una vez más- ha creado un carajal donde no tenía que haberlo habido, pero, el problema está ahora ahí y su solución no depende del gobierno español. Este punto es de capital importancia. No discuto las razones que argumenta Aminetu ¡ni muchísimo menos! Sólo quiero hacer hincapié en ese punto fundamental: Aminetu exige una respuesta por parte del gobierno español... que sólo puede dar el gobierno marroquí.
Esta situación debiera hacer reconsiderar la actitud que mantiene Aminetu, porque a partir de este momento, su salud comenzará a sufrir daños que pueden ser irreversibles. Ayer mismo, el presidente Zapatero anunció que ha solicitado la intervención del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y ha declarado que “esperamos, de la manera más rápida posible, una respuesta de las autoridades marroquíes”. Mientras llega esa respuesta, Aminetu debe valorar los esfuerzos que están desplegando las autoridades españolas y encontrar nuevas vías para reclamar sus derechos sin poner en peligro de manera inútil su propia vida.
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Actualización
Salvador Pallarès-Garí -a quien recuerdo de una traducción al valenciano de un powertpoint "navideño" sobre el Sáhara - publica hoy su opinión en EL PAÍS. Para leerlo pincha aquí
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Actualización del 3 de diciembre
Y hoy es Jorge Ferrer quien publica su opinión. Pincha para leer
3 comentarios:
Fran, si el gobierno español está dispuesto a hacer una excepción y concederle la nacionalidad española, que haga una excepción y la repatrie sin pasaporte. Es muy sencillo: la meten en un avión rumbo el Aaiún.
A no ser que el gobierno español tenga que tapar las vergüenzas del gobierno marroquí por no se sabe bien qué.
Ya se sabe que "el que toma a dar se obliga".
Que nos expliquen que han tomado para darles en una bandeja la cabeza de Aminetu Haidar.
De acuerdo con Antonia. El gobierno español solo tiene que ponerla en un avión, de la misma forma que hicieron las autoridades marroquíes. Eso es lo único que ella quiere y que es lo único que importa. Eso y que el gobierno español deje de lamer el culo a Mohamed VI para que estas cosas no vuelvan a ocurrir. Eso, para empezar.
Leí la carta de mi tocayo, de apellido, en El País. Ahora acabo de escuchar en la SER que Aminetu para recuperar su pasaporte tiene que ¡pedir perdón al rey! En fin... Besotes solidarios, M.
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