Había una vez una mujer que vivía en el Sáhara y a la que le faltaba agua y comida y pasaba mucho frío. Un día, caminando por la dunas pensando en cómo dejar de tener sed, hambre y frío se cayó dentro de un pozo muy pero que muy hondo.
- ¡Ahhhhhhh! ¡Socorrooooooo!, gritó.
Por suerte, pasaba un hombre por ahí que la oyó gritar y la sacó del pozo.
-¡Muchas gracias, señor! ¡Que Alá le bendiga!
El hombre la invitó a su casa y le dio de comer y beber y un montón de mantas para que no pasara frío en la noche. Y ya sabéis: ¡barriga llena, corazón contento!
La mujer estaba tan agradecida que quiso demostrarle su gratitud con un regalo.
-Como tú me has ayudado a mi, yo te quiero ayudar a tí haciéndote un regalo... - le dijo ella
-¿Un regalo? pero si tengo de todo! - dijo él.
Ella estuvo pensando que cosa podría darle a él que no pudiera encontrar en el Sáhara....
¡Una caracola! pensó.
Y así fue como, un día, hizo un paquete con agua, comida y una manta y se fue, pasito a pasito, a buscar el mar.
Cuando llegó a la playa se quedó horas mirando la extensión infinita del mar... "parece un cielo salado" se dijo a si misma. Con mucha decisión se montó en una barca de unos pescadores y se fue a pescar con ellos pensando que en alta mar podría encontrar una linda caracola para regalársela al hombre.
En alta mar, su caña se movió.. ¡Un pescado había picado! Era el pez más enorme que ella había visto en su vida. Al abrirlo por la mitad, en medio de su tripa, encontró la caracola más bonita del mundo, llena de colores como el arco iris.
Al acabar el día de pesca, se despidió de sus nuevos amigos, los pescadores, y empezó el camino de regreso al Sáhara, a la jaima de su amigo que la había rescatado del pozo.
Al llegar, el hombre se puso muy contento de volver a verla y de contemplar la caracola tan bonita que le había traído de su viaje al mar. Por eso, esa misma noche, hicieron una cena en medio de las dunas.
- ¡Mira! -dijo ella - una estrella fugaz! Pide un deseo.
- Deseo, deseo... -dijo él- que siempre estés conmigo.
Y así fue cómo el hombre y la mujer se casaron y fueron felices por siempre.
Este cuento está escrito por los alumnos de 3º del colegio Mohamed Ahmed, campamento de Smara, con la colaboración de Marta Alós (en la foto) y está tomado del blog BUBISHER que te animo a visitar. Pero antes te aviso: ten cuidado, necesitan voluntarios para impulsar un maravilloso proyecto en los campamentos de refugiados saharauis.
- ¡Ahhhhhhh! ¡Socorrooooooo!, gritó.
Por suerte, pasaba un hombre por ahí que la oyó gritar y la sacó del pozo.
-¡Muchas gracias, señor! ¡Que Alá le bendiga!
El hombre la invitó a su casa y le dio de comer y beber y un montón de mantas para que no pasara frío en la noche. Y ya sabéis: ¡barriga llena, corazón contento!
La mujer estaba tan agradecida que quiso demostrarle su gratitud con un regalo.
-Como tú me has ayudado a mi, yo te quiero ayudar a tí haciéndote un regalo... - le dijo ella
-¿Un regalo? pero si tengo de todo! - dijo él.
Ella estuvo pensando que cosa podría darle a él que no pudiera encontrar en el Sáhara....
¡Una caracola! pensó.
Y así fue como, un día, hizo un paquete con agua, comida y una manta y se fue, pasito a pasito, a buscar el mar.
Cuando llegó a la playa se quedó horas mirando la extensión infinita del mar... "parece un cielo salado" se dijo a si misma. Con mucha decisión se montó en una barca de unos pescadores y se fue a pescar con ellos pensando que en alta mar podría encontrar una linda caracola para regalársela al hombre.
En alta mar, su caña se movió.. ¡Un pescado había picado! Era el pez más enorme que ella había visto en su vida. Al abrirlo por la mitad, en medio de su tripa, encontró la caracola más bonita del mundo, llena de colores como el arco iris.
Al acabar el día de pesca, se despidió de sus nuevos amigos, los pescadores, y empezó el camino de regreso al Sáhara, a la jaima de su amigo que la había rescatado del pozo.
Al llegar, el hombre se puso muy contento de volver a verla y de contemplar la caracola tan bonita que le había traído de su viaje al mar. Por eso, esa misma noche, hicieron una cena en medio de las dunas.
- ¡Mira! -dijo ella - una estrella fugaz! Pide un deseo.
- Deseo, deseo... -dijo él- que siempre estés conmigo.
Y así fue cómo el hombre y la mujer se casaron y fueron felices por siempre.
Este cuento está escrito por los alumnos de 3º del colegio Mohamed Ahmed, campamento de Smara, con la colaboración de Marta Alós (en la foto) y está tomado del blog BUBISHER que te animo a visitar. Pero antes te aviso: ten cuidado, necesitan voluntarios para impulsar un maravilloso proyecto en los campamentos de refugiados saharauis.
14 comentarios:
Voy corriendo a visitar el blog que recomiendas.
Hola chiquillo:
Agregamos para que lo visiten todos aquellos que lo deseen.
Saluditos
Fuen
Precioso cuento. Yo tambien voy para alla.
Un abrazo.
Voy a ojear el Blog que dices.....
Un abrazo.
¡Precioso cuento! Suena como los que intercala Cervantes en El Quijote... y ¿si el hombre fuera D. Alonso y la jóven Dulcinea? Besotes, M.
Me ha emocionado ."quiero conocer a esos niños" GRACIAS
me a encantado este cuento de los niños saharauis como yo .
ME A EN CANTADO EL CUENTO PERO YO CREO QUE SE TENDRIA QUE ACER CON TRES PASOS OSEA ITRODUCION DESENBOLUPAMIENTO Y CONCLUSION
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