Hoy, un buen amigo, me ha dicho que no puede participar en la embarcada que le proponía porque ha decidido apartarse del proyecto que hemos compartido hasta ayer. Respeto su decisión. Pero me duele profundamente que se sienta fuera de lugar en un sitio que él ha ayudado a construir. Sé que no ha perdido la ilusión ni las ganas de aportar lo mejor de si mismo. Es algo mucho más simple y mucho más triste: está profundamente decepcionado. Con esa decepción que sólo pueden sentir quienes son capaces de ofrecerse con una generosidad sin límites. Por eso, hoy más que nunca, quiero enviarle mi abrazo, como siempre… solidario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario