
Ahora existen siete centros juveniles en medio de la hamada, destinados a la infancia y la juventud. Abiertos a quien quiera participar en ellos sin ningún tipo de limitación y en los que se realizan diferentes actividades, juegos, concursos, fiestas… Entre sus humildes paredes se fomenta la igualdad, la defensa de las propias opiniones desde el respeto a la diferencia, el compañerismo y la superación de las barreras de toda índole. Allí, los jóvenes participan en su dirección mediante cauces democráticos; ellos son los verdaderos protagonistas. Así contado, puede parecer un mundo idílico, pero éste es el objetivo de quienes propugnamos el asociacionismo infantil y juvenil como complemento educativo. Y como generador de una sociedad mejor y más justa para todos.
Todo ello será de vital importancia en un futuro cercano. Y algunos creemos que ese modelo es igualmente necesario en nuestra desarrollada sociedad occidental. Tal vez, aquí más que allí. Pero ésta, es otra historia.
La fotografía pertenece a Eva y María y está tomada prestada de la web www.saharalibre.es
1 comentario:
Afianzar la esperanza de los refugiados saharauis más pequeños atendiendo a su derecho a un tiempo libre creativo y enriquecedor, me parece una labor muy loable.Enhorabuena por esta iniciativa tan creativa.
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