El día 23 de abril se conmemoran un montón de cosas. Una paradoja de los calendarios hizo que Shakespeare y Cervantes nos dejasen en esa fecha, corría el 1616. Por tanto, es un día destacado para dos de las lenguas más importantes del planeta. Hay más hitos que se conmemoran en esa fecha, pero como los medios de comunicación ya se ocuparon suficientemente de ello, y hoy tengo un poco de pereza, pues voy a dejarlo. Además, debemos cuidarnos de la rosas, que son hermosas pero nos la clavan al menor descuido.
Pero recordaré que en 1521, y en abril para más señas, Castilla cruzó una raya de la que ya no se ha vuelto a levantar. Don Claudio Sánchez Albornoz lo dijo bien clarito: Castilla construyó España... y España destruyó a Castilla. Hoy, el levantamiento comunero se ha idealizado de una manera artificial. No es mi problema, es el mal de estos tiempos plagados de re-escritores.
Y yo, que ya abjuro de todas las patrias, pues me dediqué el 23 de abril a trabajar. Recuerdo que, hablando por teléfono con un cliente, me preguntó que qué celebrábamos los castellano-leoneses en ese día. Empecé diciéndole que muchos leoneses, nada; y que los castellanos una derrota; porque si empezamos a conmemorar nuestras victorias, pues que estaríamos todos los días de fiesta. Ambos nos reímos.
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