Diego Ruiz es un gran mediofondista burgalés -uno de los mejores de España- que ha competido en los Juegos Olímpicos de Londres. De allí regresó con un sabor agridulce, pero esa es otra historia. Diego habla pausadamente, midiendo sus palabras y pensando lo que dice; algo poco usual. Sabe reconocer sus errores, y luchar para superarlos, algo prácticamente inédito en estos tiempos. Y corre como el viento. Pero nada de eso me hubiese llamado la atención para intentar captar su afán de corredor y traerlo a este espacio.
Fue verlo correr en Medina de Pomar, este sábado y en una carrera popular, lo que me impresionó. Es como si Xavi Hernández hubiese jugado un partidillo con un grupo de aficionados en Granollers para completar el equipo. No reclamó ningún puesto de preferencia; su equipación no era mejor que la del resto. Pero cuando sonó el pistoletazo de salida, su incuestionable calidad le colocó de manera destacada a la cabeza de un gran grupo de deportistas de los de verdad, de los que construyen cada día la verdadera esencia del correr por correr, como dicen ellos. A nadie nos sorprendió su superioridad, pero todos disfrutamos viendo correr a uno de los grandes sobre las calles encharcadas de Medina sin que sus zancadas produjesen el menor ruido.
Cada día admiro más el atletismo y a los atletas. Y cada día estoy más convencido de que este deporte ayudará a mis hijas a ser crecer como personas y a descubrir lo mejor de si mismas.
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