No suelo añadir nada a los editoriales de El Roto. No quiero que me pase como a aquel bellezón a quien todos los hombres miraban con deseo mientras compartían mesa, mantel, y animada charla;. Bueno, todos no, ella permanecía en silencio, si acaso alguna leve sonrisa. Finalmente, uno de ellos le preguntó directamente por qué estaba tan callada, por qué no decía nada.
-¿Pa qué? ¿Pa cagarla? Contestó el pibón.
Pues eso.
1 comentario:
Buenisimo, realmente!
Saludos!
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