29 enero 2013

Malí y el Sahel

Acabo de leer, una vez más, la opinión de Alí Salem Iselmu en EL PAÍS. La reproduzco.


La guerra en el norte de Malí es inevitable para garantizar la seguridad en los países del Sahel y acabar con los grupos terroristas que se han dedicado al secuestro de ciudadanos europeos, perjudicando con ello de forma clara la cooperación de las organizaciones humanitarias con las poblaciones más vulnerables en toda la región.
El ataque en In Amenas a la planta de gas argelina supone un desafío claro a la inversión extranjera y a las relaciones comerciales en toda la zona. Antes del surgimiento del fenómeno terrorista, la región de Azwad era conocida por su tolerancia y pacifismo. Su cultura nómada y las raíces tuareg y árabe del pueblo que habita esta vasta región siempre han servido para unir a las distintas etnias que viven en Malí, jamás han sido fuente de un conflicto o de un fundamentalismo religioso que quiere imponer su propias condiciones.
El islam practicado en toda la zona del Sahel siempre ha sido abierto a la sociedad, a sus costumbres y sus particularidades, nunca ha sido politizado para imponer unas normas que se alejan de la hospitalidad de los nómadas y su forma de convivir.

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