He conocido su historia demasiado tarde. Samia Yusuf Omar era una jovencísima velocista somalí que compitió en los Juegos de Pekín. Llegó la última, con gran diferencia, pero ella disfrutaba corriendo, y recibió los aplausos cariñosos del público. Sin embargo, ella anhelaba los que acompañan al triunfo.
No es fácil ser atleta y mujer en Somalia; así que se aventuró a cruzar el continente y el mar. Nadie echó en falta a Samia en Londres. Ahora sabemos que había muerto en una patera intentando hacer realidad su sueño.
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1 comentario:
Si no existe deberían crearla. Quizá no de oro, ni plata, ni bronce. Deportistas como ésta sí personifican el espíritu olímpico y sería todo un detalle por parte del C.O.I.
Por aquello de aportar y aunque pueda parecer una bobada e imposible, sugiero que alguien de estos que controlan a la perfección Facebook --yo no tengo ni idea-- podría empezar con ello. ¿Quien sabe?. Con un poco de suerte, entre todos le concedamos aunque sea a título póstumo, lo que la vida y la muerte le truncaron.
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